miércoles, 31 de diciembre de 2008

FELICIDADES

Amigos lectores frecuentes de este blog, la comisión de fiesta y ceremonial de Acción Literaria hace meses que viene trabajando para decirles:

¡FELIZ AÑO NUEVO!


Y paciencia a los ganadores del concurso: ya casi estamos (Lihn y Cisneros, libros muy viejos y algo deteriorados, se resistieron bastante a la digitalización). Para Reyes.

sábado, 27 de diciembre de 2008

I FOUGHT THE LAW (AND THE LAW WON)

En 1959, Sonny Curtis, guitarrista de The Crickets, la banda de Buddy Holly, compuso I fought the law, un rock pegadizo, liviano, con una letra bastante inocente que habla de un tipo que perdió a su novia por robar y ahora rompe piedras bajo el sol en la cárcel. El tema no tuvo mayor trascendencia hasta que en 1965 lo grabó The Bobby Fuller Four y lo convirtió en un éxito masivo.
Si uno busca en You Tube I fought the law, se topa con 1980 videos. Clásicos, en vivo, de fans, covers, caseros. Uno de ellos es el de The Bobby Fuller Four, tocando alegremente en un calabozo, con una presa bailando como poseída en otra celda:



En el 78 The Clash graba su propia versión y convierte al tema en una suerte de himno punk. Esa letra liviana de The Crickets se resignifica en la Inglaterra tatcherista, y es un desafío obstinado: I fought the law and the law won, I fought the law and the law won, I fought the law and the law won. Hay versiones de Sex Pistols, John Cougar Mellencamp, Bruce Springsteen, Roy Orbison, Tom Petty, Dead Kennedys, The Ramones, Grateful Dead, Status Quo, Bryan Adams (¡?). La de Stray Cats es muy cool; la de Green Day, en términos punks, es ortodoxa; la de Thug Murder, un grupo de ponjas muy sacadas, es puro acelere, pero no llega a tener la potencia de esta versión en vivo de Mano Negra con Jello Biafra, en Brasil, que viene con insultos a George Bush padre incluídos:



Pero la traducción y el remix son obviamente reversibles. Así como un rock más se convirtió en himno de protesta, así también pudo volverse jingle publicitario de Ford, interpretado por los lobotomizados ganadores de American Idol, que muestran lo que mejor saben hacer: transformar cualquier canción en una cosa gelatinosa, sonreir aunque estén cantando la marcha fúnebre, y hacer palmas en algún momento del tema (hacer palmas es importante, despierta a los también lobotomizados espectadores). Sin embargo, no todo está perdido, entre las 1980 entradas di con esta ukelele version de I fought the law serenamente violenta, capaz de sumir al punk más enérgico en un profundo estado depresivo, y que bien merece una condena de al menos diez años de prisión:

lunes, 22 de diciembre de 2008

LAS ANFIBIAS

Adriana Hidalgo acaba de editar Las anfibias, de Flavia Costa (escritora, periodista, investigadora, traductora de Agamben , entre mil cosas más). Como tuvimos la suerte de leer algunos fragmentos por adelantado, y la inminencia de la Navidad nos pone buenos en extremo, compartimos:

Las anfibias

1

No siempre hubo gárgolas en Beliston. Las gárgolas llegaron una noche de invierno en racimos, en bandadas, en un orden que sólo ellas conocían. Estaban abatidas: habían volado miles y miles de kilómetros como perseguidas por el viento hasta que de pronto las gárgolas mayores, las más experimentadas, decidieron bajar en una playa remota al pie de un bosque ralo y lindero de un desierto que, como todo desierto, parecía un estertor del infinito. Así como iban aterrizando se desplomaban exhaustas sobre la arena y quien las hubiera visto allí, despatarradas y confusas, habría podido creer que se trataba de oscuras manchas de sal.

Contra lo que suele suponerse, nada atrae más a las gárgolas que lo distante, la esponjosa hostilidad de un mundo que no logran comprender y que las ignora por completo. Cuando avistaron Beliston, cuando percibieron su trazado impecable, su aura luminiscente, se juraron permanecer en ella o alrededor de ella para siempre. Se juraron poseerla, adorarla, protegerla, acosarla hasta su disolución.

Cuentan los habitantes más antiguos de la ciudad que cuando las gárgolas desembarcaron en Beliston no existían todavía las mujeres anfibias. Las anfibias aparecieron después, y hay quienes dicen que fueron inventadas por las gárgolas para que guardaran sus recuerdos, para que los grabaran cuidadosamente en sus entrañas y los transmitieran a sus hijas y a las hijas de sus hijas.

En efecto, las memorias que las primeras rapadas dibujaron en los cuerpos de sus niñas incluían ya a las gárgolas, mientras que los textos de los primeros ancianos, mucho más remotos e imperfectos, las desconocen por completo.

5

Hay una niña en Beliston por la que combaten las mujeres anfibias. Su padre quiere casarla con un agricultor. Las mujeres dan una pelea sin tregua: todos los días se reúnen y piden a los descendientes que protejan el alma de la chica. Y luego van y detienen al padre por la mañana, cuando vuelve de arrear los animales, o por la tarde, cuando carga leños desde el bosque, y le ruegan que libere a la niña, que termine ya con el castigo, que la deje llevar una vida, en fin, como los antiguos mandan.

La chiquita no tiene dientes y en cambio tiene un par de ojos enormes que parecen a punto de caer, tan torcidos y separados que le llegan casi detrás de las orejas. Ojos saltones, desprovistos de vivacidad. Secos como estambres, como si hubieran sido lavados con algún líquido astringente.

Los ojos tienen de todas maneras un brillo intenso, casi húmedo –aunque ese brillo no tiene que ver con la presencia o la ausencia de humedad: es un puro efecto de la luz– que se pone más intenso en cada arranque de ira, una ira virginal, sin causa y sin remedio.

Alrededor de los ojos, la piel dura y rugosa recubre una cabeza oval, un óvalo perfecto del color del maíz, cabello extremadamente fino, una pelusa inconsistente.

Las mujeres –que han visto o imaginado a la chiquilla a través del tragaluz de su cabaña– le ofrendan sandalias rojas cada madrugada. Se las dejan en la puerta de la casa, bajo el umbral de su padre, quien cada madrugada, no bien despunta el sol, las recoge con paciencia y las quema en un horno a leña especialmente diseñado para las purificaciones. Con infinito cuidado las desarma pieza por pieza, tira por tira, y las arroja al centro del fuego. Inclusive en el final del verano, el amoroso padre enciende el único horno a leña de toda Beliston, el horno redundante, para quemar hasta volver cenizas las sandalias ofrendadas a su niña.

¿No comprenden, dice el padre, que mi niña tiene ojos violetas y no rojos? ¿No advierten, dice el padre, que mi niña no se parece en nada a ustedes, perras locas flacas rasposas desorientadas? ¿No comprenden que mi niña es una niña y que con sus ojos violeta y esas sandalias sería capaz de ver el infinito?

Pero claro: quién es capaz de percibir la frontera exacta entre el rojo y el violeta.

A la niña no le gusta jugar con arcilla ni con las pequeñas piezas de madera que su padre ha venido tallando laboriosamente para ella desde el mismo día en que nació, desde ese día en que la niña era más niña que nunca, si algo así fuera posible. Tampoco quema incienso por las noches en la cabaña gris donde la esconde su padre para que no la encuentren las mujeres rapadas ni el joven novio agricultor, cuya prometida niña pasa encerrada noche y día, los cálidos amaneceres y las heladas tardes de Beliston, mirando el techo, el tragaluz.

La niña pasa sus días y sus noches observando el cielo alabastrino a través de un ventiluz que tiene el tamaño de un almohadón de plumas. Vive en la opacidad y en el silencio, que cuando no es silencio, es un murmullo sordo y sostenido. La niña vive encerrada en una habitación desnuda, con paredes irritadas por la edad. Y si bien detesta aquel encierro, evita pensar en eso. En cambio, se dedica a entrenar sus ojos, a prepararlos para el día en el que al fin vengan a rescatarla.

martes, 16 de diciembre de 2008

COLLAGE (SEGUNDA PARTE)

En el lejano agosto subí un fragmento de la entrada collage de ese diccionario caprichoso y fascinante que es Mestizajes, de Francois Laplantine y Alexis Nous. Completo con otro fragmento de la misma entrada, con referencias al pop:


La palabra clave para comprender el pop art, sin duda, es la de trans­formación. Que el objeto provenga de lo cotidiano o del arte popular, de la herencia cultural o mediática, su descontextualización torna flotante su significación. A propósito del trabajo de Lichtenstein, el crítico L. Alloway evoca la presencia de una doble imagen: la de lo real mezclada con la de la representación artística. En relación con los cuadros de la bandera estadounidense de Johns, A. Solomon considera que el espectador oscila entre el objeto-bandera y el objeto-pintura. La ambigüedad mantenida impide que la mirada decida si se trata de una condena o una celebrac ión. Umberto Eco identifica el pop art con una operación de transposición pero considera que, a diferencia de los objetos dadaístas y surrealistas, que estaban cortados de su entorno cotidiano, los objetos que produce per­manecen atados con insistencia a su contexto original. Por lo tanto, ¿hay que juzgar en términos de ruptura? ¿Hay que zanjar para saber si una hamburguesa gigante de Oldenburg, una lata de sopa de Warhol o un fragmento de historieta de Lichtenstein pertenecen al mundo real o al del arte? Su pertenencia es más suspendida o alternante, equilibrio inestable que deja al espectador en una indecisión que hace que la producción del pop art aparezca como un inmenso collage entre las esferas de lo real y lo estético. En este sentido, dicho arte, por sus efectos de extrañeza, asume la doble herencia de la crítica dadaísta de la realidad y del enfoque surrea­lista de otra realidad.

El collage no es solamente una técnica o, más bien, su técnica revela un desafío especulativo: pega las categorías, de pensamiento y expresión, las ensambla, las mestiza para hacer jugar sus tensiones y afirmar la liber­tad del
sujeto, su libertad de no estar sometido al orden de lo real, a todo ordenamiento, composición o disposición en general, su libertad de elec­ción de no elegir. Confunde la antinomia entre lo serio y lo lúdico, lo real y su representación, el arte y la vida, lo verdadero y lo falso, la invención y la tradición. Plásticamente, rechaza la concepción clásica de la profun­didad y la jerarquía de los planos, uniéndose a la corriente crítica en pin­tura donde se inscriben Cézanne, Matisse, Pollocko Rothko. En un nivel más general, cuestiona el poder de verdad de la imagen, como anterior­mente el barroco, y combate el postulado de un sentido unitario, que en­globe todos los componentes de la obra, los que conservan su integridad y su fuerza propia, ya que la obra vale por su ensamblado.

El collage tiene que ver con un pensamiento de la proximidad que adoptó Walter Benjamin por lo que respecta a su filosofía de la historia, que, para él, pertenecería tanto al espacio como al tiempo, en la medida en que es el espacio el que permite releerla al haber conservado sus hue­llas. Así, puede hacer que se entrechoquen períodos históricos diferentes a fin de percibir sus verdades. Noción de proximidad que también emplea Paul Virilio cuando analiza la evolución de las técnicas de transporte hasta el período actual, que autoriza la proximidad absoluta: la telepresencia. La extraterritorialidad induce el acercamiento de las territorialidades.

viernes, 12 de diciembre de 2008

ARCHIVO CABALLERO


Mañana, a las 21 hs, estrenamos en Ferrowhite ARCHIVO CABALLERO, un documental en vivo, con la participación de los ferroviarios del galpón de locomotoras de White Pedro Caballero, Hugo Llera, Manuel Montes, Pietro Morelli y la dirección de Natalia Martirena. ARCHIVO WHITE, proyecto de teatro documental que llevamos adelante en el museo desde 2006 con la dirección artística de Vivi Tellas, lleva a escena a los propios vecinos y sus vidas.
Las localidades son limitadas, así que avisen.

lunes, 8 de diciembre de 2008

AND THE WINNER IS...

Finalmente, el Comité Técnico Evaluador de Acción Literaria se ha expedido sobre los ganadores de nuestro sensacional concurso, habiendo demorado una eternidad, como corresponde a la pregunta que se formulara, y los ganadores son:

En el rubro RESPUESTA VASTA E INSONDABLE: Iñaki

En el rubro RESPUESTA QUE EN REALIDAD ES UNA SERIE DE NUEVAS PREGUNTAS: Ionito y Mario

En el rubro RESPUESTA EN VERSO: Sofía y Carla

En el rubro RESPUESTA FESTEJADA: Victoria

En el rubro GENTE QUE EN VEZ DE RESPONDER FESTEJA LAS RESPUESTAS DE OTROS: Eva

En el rubro GENTE QUE EN VEZ DE RESPONDER SE PONE A CONVERSAR ALEGREMENTE CON OTROS: Elena

En el rubro RESPUESTA QUE TOMA EN CUENTA A OTRA GENTE: Peque

En el rubro RESPUESTA BREVE Y AGUDA: Rosario y ClubSilencio

En el rubro RESPUESTA QUE CITA: Daniel

En el rubro RESPUESTA CON ENUMERACIÓN CAÓTICA BORGEANA: Carlos

En el rubro RESPUESTA CON FUERTE CARGA LÍRICA: Selva

En el rubro RESPUESTA CON FUERTE CARGA ERÓTICA: Natalia y Lautaro

En el rubro EXCEPCIONES: Germán, a quien le fotocopiaremos Poemas del Exterminio de Raschella y se lo haremos llegar de algún modo (ah, también anda dando vueltas por la biblioteca Malditos los gallos, que una vez me regaló Helder)

Por supuesto, el jurado recibe todo tipo de objeciones a su dictamen, al que puede variar, modificar o simplemente tirar a un tacho y hacer uno nuevo. Si alguien tiene algo que objetar, que objete, y después vemos.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

LLUVIA & POLÍTICA

No se qué recorrido hice por mi biblioteca, no recuerdo qué buscaba ni cómo salté de un libro a otro, pero fui a parar a Brodsky, y a esta cita, pertinente para cerrar el ciclo del concurso, del que en unos días daré los ganadores:

De ahora en adelante,
y como siempre después de una vida sucede,

comienza la eternidad.

El problema no es reconstruir el recorrido, al que íntimamente le agradezco por el reencuentro, el problema es qué poema subir. Tengo en vista seis o siete. Hago una selección rápida y me quedo con DESPUÉS DE NOSOTROS; por nada en especial, porque la referencia a la famosa frase de Luis XV: después de mí, el diluvio, se cruza en mi cabeza con una de Jello Biafra: bien mirada, hasta la lluvia es política.

DESPUÉS DE NOSOTROS

Después de nosotros por supuesto que no viene la inundación,

ni la sequía tampoco. Con toda probabilidad, el clima
del Reino de la Justicia, con sus cuatro estaciones, será

templado para que el colérico, el melancólico,

el sanguíneo y el flemático puedan gobernar por turnos

tres meses cada uno. Desde el punto de vista de una enciclopedia

eso es mucho. Aunque, sin duda, los caprichos

de la presión atmosférica o los de la temperatura

podrían confundir a un reformista. Sin embargo, el dios del comercio

sólo se revela con una subida en la demanda de tweeds,
paraguas ingleses, abrigos de estambre. Sus más temidos enemigos

son los calcetines y los pantalones remendados.

Parecería que la lluvia que se ve por la ventana

aboga precisamente por este enfoque claramente

frugal del paisaje; en general, de toda la creación.

Pero la Constitución no menciona la lluvia.

No hay una sola referencia en la Constitución

a los barómetros o, en ese sentido, a nadie

que, encaramado en un taburete, con una madeja de hilo en la mano,

como un robusto Alcibiades, pase la noche estudiando

detenidamente las páginas sobadas de una revista de moda

en la antesala de la Edad de Oro.


Joseph Brodsky (1940 - 1996)

lunes, 1 de diciembre de 2008

LA ETERNIDAD ESTÁ EN FINLANDIA


Ayer, a las 0 hs. en punto cerró nuestro concurso, disparado por la pregunta que por estos días formula una radio evangelista en las calles de Bahía Blanca: si usted muere esta noche ¿dónde cree que pasará la eternidad? La cantidad y excelencia de las respuestas dadas hace que no dudemos ni un segundo en calificar de exitosa! a la convocatoria. Mientras los equipos técnicos de Acción Literaria estudian las respuestas, los dejo con un video,
I Wanna love your tender, que hace un tiempo posteó Horacio en Club Silencio (club al que recomiendo entrar por el muy buen material poético que tiene). Eso me hizo pensar en cómo sería pasar la eternidad en un clip de pop finlandés, más concretamente en este clip, sin hallar aún una respuesta satisfactoria , más allá de un par de ataques de pánico.
Los dejo, entonces, con Armi & Dani, mientras seguimos trabajando intensamente.